¿Estás pensando en instalar una caldera de biomasa en tu vivienda unifamiliar o piso? Dada la subida en el precio de los combustibles fósiles, además de la progresiva concienciación medioambiental, la biomasa se está convirtiendo en una alternativa cada vez más popular entre los consumidores.

Cabe destacar que mientras el precio de los combustibles fósiles fluctúa, el de la biomasa se mantiene relativamente estable. De esta manera, si un litro de gasoil, que equivale energéticamente a 2 kilogramos de pellet, vale 65 céntimos de euro, el del pellet no llega a medio euro. Este ahorro sumado a los beneficios medioambientales y a la autosuficiencia energética hacen que optar por la biomasa sea casi irresistible.

Pese a todo, es importante saber qué tipo de caldera de biomasa necesitas para una vivienda unifamiliar o piso. A continuación, te explicamos los factores que debes tener en cuenta.

 

¿Casa de nueva construcción o a reformar?

 

Este primer aspecto resulta crucial ya que la elección de la caldera de biomasa varía significativamente si estás construyendo tu casa desde cero o bien si vas a reemplazar un sistema de calefacción ya existente.

Para una casa de nueva construcción puedes diseñar la sala de calderas y hasta el silo de almacenamiento para la biomasa, lo que facilita una integración óptima de este sistema en el diseño del edificio y favorece la recarga del combustible. Con todo, la instalación de una caldera de biomasa en una vivienda unifamiliar puede cubrir los requisitos mínimos de energía renovable que exige el Código Técnico de la Edificación (CTE).

Si, por el contrario, hablamos de una reforma, lo primordial es evaluar el espacio que hay disponible para instalar la caldera y su correspondiente silo.

 

Instalación de un depósito ACS

 

Las calderas de biomasa en una vivienda unifamiliar no producen agua caliente sanitaria (ACS) de forma instantánea. Por esa razón, resulta necesario instalar un depósito de 200 o 300 litros con el que cubrir la demanda diaria y evitar que la caldera se encienda con demasiada frecuencia en verano.

 

Potencia necesaria

 

Elegir la potencia adecuada también es clave, especialmente para garantizar el buen funcionamiento de la caldera de biomasa en una vivienda familiar. Dicha potencia se calcula en base a los metros cuadrados de la vivienda, el aislamiento y la zona climática. Generalmente se estima entre 70 y 100 W/m² (vatios por metro cuadrado). De esta forma:

  • Para una vivienda de 100 m² sería necesaria una potencia de 6 a 10 kW (kilovatios).
  • Para 150m², una de 10 a 15 kW.
  • Para 200 m², una de 14 a 22 kW.
  • Para 300 m², una de 21 a 30 kW.

 

Biocombustible a elegir

 

Seguidamente toca decidir el tipo de biocombustible, algo que dependerá del espacio disponible, el acceso a la zona y el coste de la biomasa.

Para una caldera de biomasa en una vivienda familiar se pueden utilizar pellets, que requieren de poco espacio de almacenamiento. Además, el pellet es un biocombustible de alta densidad y bajo contenido en humedad que genera poca ceniza, lo que influye positivamente en el mantenimiento de la estufa. Con todo, el precio de esta caldera de biomasa para una vivienda unifamiliar es menor, resultando fácil de instalar también en un piso.

Por otro lado está la leña, una alternativa ideal si vives en una zona rural. Las calderas de leña requieren de una carga manual, aunque son eficientes. De igual modo, los expertos recomiendan instalar un depósito de inercia junto a este sistema para almacenar calor y distribuirlo de manera uniforme, lo que maximiza su rendimiento.

Por último, aunque no por ello menos importante, el hueso de aceituna es uno de los biocombustibles mejor valorados para una caldera de biomasa en una vivienda familiar. La razón es simple, su abundancia y bajo coste. También es fácil de almacenar y, además, productos como Piropel cuentan con un certificado de calidad que garantiza su origen sostenible y su eficiencia. Con todo, ofrece un ahorro significativo en la factura de la luz a largo plazo.