Las calderas de biomasa se han convertido en una excelente alternativa para calefaccionar hogares y negocios. De esta manera, utilizando combustibles como el hueso de aceituna, la leña de olivo o el pellet, estas calderas ofrecen una fuente de calor renovable, eficiente y económica.
Cabe destacar que la biomasa proviene de recursos agrícolas y forestales que son renovables. De ahí que sea un combustible sostenible, como adelantábamos. Con todo, las calderas de biomasa ofrecen un alto rendimiento energético, lo que se traduce en un ahorro en el consumo del combustible, sin olvidar que el precio de la biomasa suele ser inferior al de otros combustibles como el gas natural o el gasoil.
De igual forma, la biomasa permite un mayor grado de independencia energética al no depender de los combustibles fósiles. Y por último, aunque no por ello menos importante, la calefacción de biomasa genera menos emisiones contaminantes.
En la presente entrada de nuestro blog te explicaremos cómo funcionan los sistemas que proporcionan calefacción de biomasa, qué tipo de instalación y mantenimiento requieren y también las ventajas que ofrecen.
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¿Cómo funciona la calefacción con biomasa?

Las calderas de biomasa utilizan combustibles naturales como los huesos de aceituna para generar calefacción, ya sea a través de sistemas de aire, radiadores o suelo radiante, además del agua caliente.
Su funcionamiento es similar al de cualquier otra caldera. Primero, se quema el combustible, lo que genera una llama horizontal que asciende por el interior de la caldera. Y después, el calor generado durante esta combustión, que alcanza hasta los 900 ºC, se transfiere al circuito de agua a través del intercambiador de calor incorporado en la caldera, el mismo del que se obtiene el agua caliente para el sistema de calefacción y el suministro de agua caliente sanitaria (ACS).
Cabe señalar que las calderas de biomasa no son iguales que las estufas de pellets. Pese a que para ambos sistemas se puede utilizar el mismo combustible, las de biomasa alcanzan potencias que pueden ir desde los 12 hasta los 500 kW, lo que hace que sean ideales para su aplicación en el ámbito doméstico, es decir, que pueden llegar a proporcionar calefacción y agua caliente a viviendas unifamiliares, bloques de pisos, residencias, casas rurales, edificios públicos, colegios y hoteles, entre otros muchos ejemplos. Eso sí, deben cumplir el reglamento de instalaciones térmicas en edificios (RITE). Además, cuando se trata de calderas de biomasa de más de 70 kW, estas deben colocarse en una sala de calderas.
De igual forma, la calefacción de biomasa también cuenta con aplicaciones industriales dado que este tipo de calderas están presentes en las centrales de biomasa donde esta se utiliza como combustible para generar energía eléctrica que después se distribuye a través de las redes eléctricas.
En caso de optar por la calefacción de biomasa, la instalación de una caldera de estas características no supone un problema ya que se pueden utilizar las mismas tuberías de calefacción central ya existentes, siempre que estén en buenas condiciones.
Por otro lado, las calderas de biomasa necesitan un silo para el almacenaje del biocombustible y un mecanismo de tornillo sinfín o de aspiración que lleva este a la caldera. Con todo, se puede optimizar su funcionamiento instalando una tecnología de condensación para utilizar el llamado calor latente contenido en los gases de escape.
Tipos de calefacción con biomasa
Se pueden diferenciar varios tipos de calderas de biomasa. Por un lado, están las calderas de pellets, que se alimentan por medio de sistemas de succión; y las calderas de astillas, menos comunes, que generalmente se utilizan en aplicaciones con mayor potencia, superando los 500 kW.
También existen las calderas de leña, que se utilizan principalmente en las zonas rurales, aunque la carga del combustible se debe realizar manualmente.
Otro tipo de calderas son las de hueso de aceituna, que funcionan a partir de un recurso autóctono muy abundante en España y cuyo coste es bajo al tratarse de un subproducto. La carga del combustible es automática y ofrece un alto poder energético.
Con todo, también existe un tipo de calderas adaptadas tanto a combustibles secos como a húmedos, las de biomasa mixta. Las primeras cuentan con un diseño de baja inercia térmica y soportan llamas intensas mientras que las segundas disponen de parrillas de alta inercia térmica. En cualquiera de los casos, es fundamental que el diseño de la caldera permita un secado adecuado del combustible para garantizar una combustión completa.
Ventajas de la calefacción con biomasa
Son muchos los beneficios que ofrece el uso de este tipo de calderas:
- La instalación es sencilla.
- Reduce la dependencia de los combustibles fósiles, que además son una fuente de energía no renovable.
- El precio de la biomasa es más estable que el de los combustibles fósiles, ofreciendo también rentabilidad y confort económico.
- Su eficiencia energética es superior a la de las calderas tradicionales, lo que supone un ahorro para casas y empresas.
- La energía que genera es limpia e inagotable ya que emite CO2 neutro y su extracción contribuye a la limpieza de los bosques, lo que a su vez previene los incendios forestales.
- Fomenta la empleabilidad, especialmente en el ámbito rural.
Mantenimiento de la calefacción con biomasa
Al igual que cualquier otro equipo, las calderas de biomasa requieren de un mantenimiento regular para:
- Garantizar un funcionamiento seguro y confiable.
- Optimizar el consumo de combustible y ahorrar dinero.
- Evitar averías y reparaciones costosas.
- Reducir las emisiones contaminantes.
- Alargar la vida útil de la caldera hasta en un 100 %.
En definitiva, dedicar tiempo y atención al mantenimiento de tu caldera de biomasa es una inversión que te reportará beneficios a corto, medio y largo plazo.
Para ello, es fundamental limpiarla de manera habitual y a conciencia. De esta forma, es recomendable limpiar cada dos días los residuos del cenicero para evitar obstrucciones; semanalmente la cámara de combustión y el quemador; y mensualmente los conductos de humo.
Eliminación de las cenizas procedentes de la calefacción con biomasa
Para su correcta eliminación, se puede utilizar un aspirador de cenizas, la herramienta más recomendada ya que cuenta con filtros especiales para evitar que las partículas de las cenizas se dispersen en el aire.
En cualquier caso, es importante dejar que las cenizas se enfríen antes de eliminarlas, no usar el agua para apagarlas más deprisa y, por supuesto, utilizar tanto mascarilla como guantes para protegerse del polvo que levantan. Una vez que se acumulen 10 litros de cenizas, es conveniente retirarlas de casa.
Por último, para eliminar estos residuos se puede acudir a un punto limpio, que es la mejor opción ya que allí son clasificados para su correcta gestión en pro del medio ambiente. Otra alternativa son los contenedores de residuos orgánicos y hasta el propio campo, siempre que las cenizas estén completamente frías, no se hayan mezclado con otros residuos y que la cantidad depositada sea pequeña. Con todo, es esencial que este tipo de residuos no afecte a la calidad del suelo y el agua.
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